Los adultos (llamados popularmente «tenias») viven en el intestino del hospedador definitivo, y producen huevos con larvas muy pequeñas, llamadas Oncósferas. En el caso de Echinococcus granulosus, los adultos viven en el intestino de perros, y los huevos que producen son liberados al ambiente con las heces. Estos huevos permanecen en el ambiente hasta que son ingeridos accidentalmente por el siguiente hospedador, que en el caso de Echinococcus granulosus pueden ser por ejemplo vacas, ovejas y cerdos, y ocasionalmente también seres humanos.

En el intestino del hospedador, la oncósfera sale del huevo, llega al torrente sanguíneo y se establece típicamente en el hígado o en los pulmones. Ahí, se transforma en el siguiente estadio (la hidátide), que crece como un quiste en estos órganos causando diversas complicaciones que pueden llegar a la muerte del hospedador. Dentro del quiste, se forman miles de pequeñas larvas llamadas protoescólices. Cuando un perro se alimenta de vísceras (achuras) crudas de un animal infectado, los protoescólices pueden infectarlo, transformándose en gusanos adultos, cerrando así el ciclo.

El ciclo de vida de Echinococcus granulosus puede ser controlado.  Es importante desparasitar regularmente a los perros (para eliminar los gusanos adultos que pueden estar infectándolos), y jamás dar de comer achuras crudas a los perros (para evitar que se infecten). Cocinar las achuras es suficiente para prevenir la infección.

En nuestro laboratorio, muchas de nuestras líneas de investigación se basan en el estudio de otra especie de cestodo, Hymenolepis microstoma. Esta especie no es peligrosa para los seres humanos, y se puede mantener fácilmente en el laboratorio, por lo que es un valioso modelo experimental.